Asistentes: Bixen, Faico, Jesús, Joxe, Miguel, Patxi, Pedro y Txutxo.
Total (8)
Llenamos la furgoneta, 8, hacía tiempo que no la veíamos tan contenta.
Salimos de Lanz con la intención de subir Okolin, y "de paso" ver si había algún hongo.
Tuvimos que empezar desde el mismo pueblo porque no pudimos entrar con la furgoneta en la pista para ahorrarnos unos kilómetros de marcha.
Al principio seguimos formales por la pista con alguna incursión en el bosque en busca de hongos.
Cuando el bosque fue dominando el camino y las incursiones eran más largas, pensamos en dejar la pista y subir directos por el bosque.
El que quería subía por la pista y nos juntaríamos todos arriba.
Así empezó un ascenso lento con todos desperdigados con los ojos puestos en el suelo en busca del tesoro.
De vez en cuando hacíamos un contacto sonoro, silbidos sobre todo, para hacer el recuento del grupo y de las capturas.
Subíamos muy separados pero con poco éxito. Había poco a la vista y las bolsas no se llenaban.
Fuimos desviandonos del track, alejándonos de la pista. Cuando nos juntamos todos y quisimos coger el track, nos metimos en una zona peor que un turruncal.
Empezamos con helechos, pero sin garrapatas, acabando en una zona con una pared a la izquierda de unos 50 m. que no podíamos salvar para coger un track que iba por arriba.
El terreno era todo de rocas de medio tamaño, resbalosas, escondidas entre maleza. Al dar los pasos no sabías qué ibas a pisar debajo de la maleza, si una roca resbaladiza, con el riesgo de caer, o un agujero donde metías la pierna hasta el tobillo, con el riesgo de hacerte un txandrío.
Buscábamos un lugar para salir y todo lo que veíamos era igual, ninguna salida, fuimos avanzando muy despacio, el terreno nos obligaba. Queriendo acercarnos al track, pero aquello parecía que no acababa.
Después de muchas paradas y opiniones para salir de allí, conseguimos ver el bosque. Fue un alivio volver a pisar suelo firme.
Nos habíamos desviado tanto que nos pusimos en contacto con el que subía por la pista y decidimos que ya no merecía la pena subir Okolin.
Almorzamos en una cobertizo de cazadores hecho con una lona a modo de tienda de campaña, a cubierto y sentados en tablones, todo muy cómodo.
Desde aquí empezamos el descenso, esperando que la bajada fuese más fructífera que la subida.
Así fué, no era para tirar cohetes pero llegamos más satisfechos.
En el pueblo hicimos un reparto de lo poco que cogimos.
Echamos en la posada, la cerveza y los pinchos de rigor para celebrar un cumple, que la lista sigue corriendo, y todos para casa.
No cumplimos el objetivo como hubiésemos querido, Ignacio nos lo había puesto muy dificil. Pero algo es algo.
Datos:
Distancia:12,7 km.
Desnivel: 476 m.
Tiempo total: 4 h 50'
Tiempo parados: 1 h 23'
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El terreno era propicio |
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El taller de tapas |
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Con asientos |
Un turruncal de libro, y una cuerna de ciervo en la mochila |
El peine de los vientos |
Entre los helechos un tesoro de ciervo |
Hay dudas de la dirección a seguir |
Hay dudas de dónde poner el pie |
Parecen bailarines |
Estos parecen lo que son, jubilados hambrientos |
Nos despedimos del restaurante, satisfechos |
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